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A pesar de haber experimentado retraso en comparación con otros países, la historia de la generación eléctrica en España avanzó tras años empleando pilas electroquímicas. La generación por inducción no solo marcó las bases del sistema eléctrico moderno, supuso un cambio trascendental del mundo tal como se conocía hasta entonces.

Inducción electromagnética y sociedad

Históricamente los efectos de los avances científicos en la sociedad suelen pasar algo desapercibidos, relegados a un segundo plano frente a guerras y reyertas políticas. Entender los «mecanismos» del universo ha transformado el mundo de formas inalcanzables para cualquier político o líder que se precie. A pesar de ello, la divulgación científica no consigue poner en valor la importancia de la inversión en investigación.

La inducción electromagnética no ha sido excepción en este descuido, no es exagerado decir que su descubrimiento cambió el mundo para siempre. Y es que, encender una bombilla en casa esconde mucho ingenio y ciencia.

Ley de Faraday-Henry

En 1831, Michael Faraday en Inglaterra y Joseph Henry en EE.UU. se encontraban inmersos en la experimentación con bobinas y electroimanes. Como en otros descubrimientos científicos, una mezcla de intuición y suerte hicieron que ambos se percaten del mismo fenómeno. Faraday observó desviaciones momentáneas en el galvanómetro de un circuito a priori aislado al pasar cerca un imán. Henry encontró interesante la chispa producida al desconectar la alimentación de los potentes electroimanes con los que trabajaba, capaces de sostener pesos de 1.000kg [1].

Experimento de Faraday que muestra la inducción entre dos bobinas. Fuente: Wikipedia, Ley de Faraday

Aunque Henry hizo el descubrimiento antes que Faraday, tardó en publicar sus resultados. Por ello, hoy día este fenómeno es popularmente conocido como Ley de Faraday. Existen autores que para hacer justicia a ambos dicen Ley de Faraday-Henry, aun así, el Henrio (H) es la unidad física de autoinductancia.

Como ocurrió con la pila, España también se mantuvo al margen de este avance durante muchos años. El primer generador de inducción para procesos industriales llegaba al mundo en Inglaterra durante 1842, mismo año en el que España comenzaba la era de la generación electroquímica.

Patente GB9431 de John Stephen Woolrich para generador de galvanizado
Patente GB9431 de John Stephen Woolrich para generador de galvanizado

Aún debían pasar muchos años más para que esta tecnología repercutiera en la historia de la generación eléctrica en España.

1874 – «Francisco Dalmau e Hijo», la dinamo Gramme

Los Dalmau eran fabricantes y comerciantes de instrumentos, y como tal, los principales proveedores de material para la Escuela de Ingenieros Industriales de Barcelona.

Historia de la Generación Eléctrica en España. Factura emitida por Francisco Dalmau e Hijo a la Escuela de Ingenieros Industriales de Barcelona
Factura emitida por Francisco Dalmau e Hijo a la Escuela de Ingenieros Industriales de Barcelona

Las pilas no satisfacían el hambre de energía eléctrica y los Dalmau no tenían problema en expresarlo:

Difícilmente hay persona alguna, que habiendo tenido que montar y desmontar unas cuantas veces elementos de Bunsen, en número algo considerable, no haya quedado del todo disgustada de tan engorrosas y peligrosas operaciones. Pasonos lo que en general acontece, no obstante de nuestra afición a esta clase de experimentos, y suspendimos después de dicho trabajo toda clase de ensayos, rehuyendo cuantas aplicaciones se nos ofrecieron. Esperábamos algo mejor que lo conocido hasta entonces, y aplazamos reanudar nuestra tarea de propagación de la luz eléctrica

TÉCNICA E INGENIERÍA EN ESPAÑA, VI, EL OCHOCIENTOS, p. 15 [4]

La Escuela era conocedora de los avances científicos principalmente gracias a publicaciones que le llegaban desde Francia. En este contexto, encargan a los Dalmau la adquisición de una máquina de Gramme, un generador eléctrico tipo dinamo que estaba triunfando en el continente.

El primer generador de inducción en España

La adquisición no se hizo inmediatamente, los Dalmau querían cerciorarse de que era la compra correcta y por ello, el 16 de abril de 1874 inician un viaje de investigación [2]. Comenzaron en París, donde profesores de École Polytechnique, catedráticos de Física de La Sorbonne, alabaron esta máquina. También visitaron los talleres donde eran fabricadas, siendo atendidos por el mismísimo Gramme.

Una vez aclarada la viabilidad de la máquina decidieron estudiar su competencia, viajaron a Inglaterra y se pusieron en contacto con ingenieros del Parlamento Británico, directores astronómicos de Greenwich, meteorológico de Kew y finalmente, con jefes de los talleres de generadores rivales: Welde Ladd y Siemens. No hubo lugar a dudas al no encontrar defensa contra la superioridad de la máquina de Gramme.

De regreso a París visitaron el lugar donde se fabricaba la máquina de l’Alliance, otro generador rival. Allí el ingeniero jefe Joseph Van Malderen les informa que Gramme había sido su contramaestre hacía unos años. Tomás Dalmau dice lo siguiente de aquella visita.

La máquina Gramme hacía lo mismo que la de l’Alliance, pero con 1/6 de su peso y de su volumen y 1/4 de su precio, pero se calentaba mucho más, razón por la cual Van Malderen creía en la vigencia de sus máquinas.

Tomás Dalmau. El Porvenir de la Industria 1876 [2]

Sin más debate, en 1874 importan para la Escuela de Ingenieros Industriales una dinamo de Gramme con un coste para esta de 1.000 pesetas, que teniendo en cuenta la inflación: 6.000€ en el 2002 [2] o 9.150€ en el 2022.

Esta máquina se utilizaría con fines académicos para demostraciones de física, descomposiciones electroquímicas, etc. También tuvo algún uso práctico, por ejemplo los Dalmau la utilizaron para dorar puntas de pararrayos.

1875 – Máquina de Gramme tipo Taller nº56

Tras el éxito de esta máquina la Escuela encarga una máquina de Gramme más potente. Esta sería la nº56 de tipo A, más conocida como tipo Taller.

Máquina de Gramme tipo Taller y fotografía de montaje. Escuela de Ingenieros Industriales, Barcelona
Máquina de Gramme tipo Taller y fotografía de montaje. Escuela de Ingenieros Industriales, Barcelona

En la factura de los Dalmau se lee:

máquina Gramme para luz eléctrica tipo 155 mecheros Carcel a 1.200 revoluciones por minuto, 3.750 pesetas

Factura de la EIIB. 31 de enero de 1876

De nuevo, 3.750 pesetas serían 22.500€ del 2002 [2] o 34.300€ en el 2022, esta máquina es prestada a los Dalmau para hacer demostraciones, que en 1875 tendrían lugar en:

  • Fragata de Guerra Vitoria en Barcelona
  • Fábrica de chocolates Juncosa
  • Hiladuras Batlló

La demostración en la Fragata de Guerra Vitoria tiene lugar el 13 de mayo de 1875, la prensa contaba lo siguiente:

«desde a bordo se veían perfectamente alumbrados por la luz eléctrica los objetos pequeños a más de 2.500 metros, y el haz luminoso fue visto desde las poblaciones vecinas»

Tras el éxito de los ensayos, en septiembre de 1875 se instala de forma permanente una dinamo de Gramme en La Maquinista Terrestre y Marítima, por iniciativa Josep Maria Cornet i Mas y dirección técnica de Narcís Xifra (empleado de los Dalmau), convirtiéndose en la primera instalación de este tipo en España.

La revolución eléctrica era imparable, en 1876 los Dalmau licencian la patente de Gramme, comenzando a construir estos generadores para demostraciones e instalaciones permanentes. La iluminación eléctrica superaba al gas no solo en costes, también en seguridad por la reducción del riesgo de incendio. Sin embargo, en todos los casos se aprovecharon las máquinas rotativas que ya existían, como máquinas de vapor o motores de gas.

En 1879 aparecen referencias de instalaciones con fuerzas motrices específicas para el generador, es decir, sin aprovechar otras existentes. También muy pequeñas instalaciones de distribución, donde se utilizaban dos cables para iluminar algún local próximo a la fábrica donde se generaba la energía eléctrica.

Máquina de Gramme tipo Superior
Máquina de Gramme tipo Superior

1881 Sociedad Española de Electricidad

Instalar un motor específicamente para generar electricidad era inviable en la mayoría de las ocasiones y no solo por precio, también por espacio. Los Dalmau rápidamente entendieron que era necesario «fabricar» la electricidad para luego distribuirla.

Dalmau hijo funda la Sociedad Española de Electricidad en 1881, primera compañía eléctrica de España. La recién constituida Sociedad se instala en la calle Cid de Barcelona, en el edificio de una antigua fábrica textil próxima al puerto para abastecerse fácilmente de carbón. Desde aquí la compañía realiza su actividad productiva e investigadora, disponía de talleres, almacenes, y cómo no generación eléctrica. Su capacidad inicial era de 140CV gracias a la combinación de distintas máquinas de vapor, que sería ampliada a 1.200CV el mismo año. Aunque inicialmente su consumo era mayoritariamente interno comenzó la distribución a locales cercanos, convirtiéndose en la sexta empresa del mundo en distribuir electricidad y en la primera Fábrica de Luz en España [5].

Plano ubicación conductores luz eléctrica en Barcelona 1882
Plano ubicación conductores luz eléctrica en Barcelona. En rojo nombre actual de las calles. 1882. [5]

En 1882 propuso al ayuntamiento de Barcelona un proyecto de alumbrado público con cableado subterráneo. La Sociedad correría con todos los gastos y prometieron no interferir en la circulación ni alterar la estética de las calles. Sus esfuerzos consiguen que el 28 de septiembre de 1882 se inaugure la primera instalación de alumbrado en vía pública de Barcelona [6].

A la Sociedad Española de Electricidad le siguen dos filiales, Sociedad Matritense de Electricidad (1882) y la Sociedad Valenciana de Electricidad (1883). Sin embargo, la suscripción de contratos no llegaba, las familias e instituciones eran reacias por el nuevo gasto que suponía, mientras que la gran industria aprovechaba sus fuerzas motrices para simplemente instalar un generador propio.

Los inicios sin duda alguna fueron difíciles,

no es que los periódicos de la especialidad eléctrica falten a la verdad-explica ante el excesivo optimismo de algunos, sino que, por ignorarlo o por pasivos en el oficio, cuidan de publicar las inauguraciones, pero ni una sola palabra suelen decir cuando el propietario hace quitar las máquinas y conductores y vuelve a usar la luz de gas con todos sus inconvenientes; es que en unos casos por cara, en otros por defectos de instalación, la luz eléctrica produce decepciones; es que mientras no haya mayor economía en la producción y mayor inteligencia en las instalaciones para evitar que la rotura de una correu por ejemplo traiga consigo las tinieblas, esa hermosa luz se instalará hoy y desaparecerá mañana en muchos sitios

José Maria Garcia. 1886 [7]

Se podría decir que prácticamente la totalidad de las instalaciones realizadas en esta época fueron completamente desmanteladas o renovadas pocos años después, principalmente debido a la poca fiabilidad y eficiencia de las mismas. Esto no significó en absoluto un abandono siquiera temporal de la tecnología eléctrica, sino una mejora continua a medida que se sucedían los avances.

Historia de la generación eléctrica en España. La imparable industria eléctrica

Una década después, última del siglo XIX, la tecnología se encontraba más asentada y difundida, habían surgido instalaciones por todo el país de pequeñas y grandes empresas. Mientras las grandes se centraban en el entorno urbano, las pequeñas tuvieron un papel fundamental al hacer llegar la luz eléctrica a la mayoría de rincones del país.

A partir de este punto, la historia de la generación eléctrica en España se vuelve inabarcable salvo por los grandes hitos. Incontables municipios comenzaron sus andaduras en el sector eléctrico, y habría que investigar los archivos de millares de sitios, donde mucha documentación se ha perdido.

De cualquier forma, a partir de este punto el crecimiento fue imparable, sólo detenido e incluso retrocedido durante la Guerra Civil Española.

Bibliografía

[1] Cronología de la Ingeniería Eléctrica, Jesús Fraile Mora, pág.14.
[2] LA ESCUELA DE INGENIEROS INDUSTRIALES DE BARCELONA Y LA INTRODUCCIÓN DE LA ELECTRICIDAD INDUSTRIAL EN ESPAÑA (1872-1899). Guillermo Lusa Monforte.
[3] De músico a óptico: Los orígenes de Francesc Dalmau i Faura, pionero de la luz eléctrica y el teléfono en España. Jesús Sánchez Miñana.
[4] Técnica e ingeniería en España, el ochocientos, de los lenguajes al patrimonio. Real Academia de Ingeniería Fernando el Católico.
[5] La sociedad Española de Electricidad y los inicios de la industria eléctrica en cataluña. Capítulo I.
[6] Revista Tecnológico-Industrial. Barcelona. Septiembre 1882.
[7] Empresas de producción y distribución de electricidad en España (1878-1953). GREGORIO NÚÑEz ROMERO-BALMAS